Noche de premiados, la palabra justa de José Luis Aguirre y la fiesta chayera de Sergio Galleguillo

Otra noche de contrastes y diversidad musical fue la que se vivió en la última luna de Cosquín 2025. Una jornada final que tuvo mucho aroma a albahaca con la presencia de varios artistas riojanos como La Bruja Salguero, Emiliano Zerbini, Gloria de la Vega y el cierre a pura fiesta chayera con Sergio Galleguillo, quien sorprendió a todos ingresando desde la otra punta de la Próspero Molina y caminando entre el público.

La novena luna también tuvo una impronta bien cordobesa en el arranque con José Luis Aguirre, el chuncano que fue uno de los consagrados en la última edición, y el agite de Los Caligaris, que volvieron al festival tras el debut en 2023. A su manera, ambos conectaron con una plaza dispuesta a disfrutar de todas las propuestas artísticas.

Además, la noche de cierre tuvo el anuncio de los premiados de esta edición. Al ya develado Camin 2025 que Peteco Carabajal recibió en la quinta luna en medio de su emocionante festejo por los 50 años de música, se le sumaron dos de los más codiciados.

El premio Consagración fue para Christian Herrera, quien encendió la plaza en la cuarta luna. Al encontrarse en Corrientes por una presentación ya pautada, el galardón fue recibio por El Indio Lucio Rojas, con quien comparte el proyecto Cantores del Monte.


En cuanto al premio Revelación, reservado para los ganadores del Pre Cosquín, la Comisión anunció que a partir de ahora se entregarán dos distinciones: una en danza, que en este caso fue para Yamilia Aguado, ganadora del flamante rubro Solista femenina de Malambo, y Emanuel Ayala, uno de los ganadores como Solista Vocal.


Apertura para escuchar y saltar
Tras la última presentación del Ballet de la Escuela Municipal de Folklore más emocionante y aplaudida que nunca durante el festival, José Luis Aguirre comenzó su show con unas coplas a capela que enmudecieron a la plaza para dar paso a la conmovedora Vientito de Achala.

El cantor oriundo de Villa Dolores y radicado en el valle de Paravachasca mostró un repertorio con buenos matices, hizo una importante reivindicación al Pre Cosquín, invitando incluso a una de las ganadoras como Solista Vocal, Camila Pino, y hasta se dio el gusto de zapatear junto al ballet que lo acompañó durante toda la presentación.

Otros momentos destacados fueron la aparición del trío Toch, para interpretar su emocionante Voy a encenderme, que incluyó un recitado rapeado del propio Aguirre, y la imprescindible Los pájaros de Mattalía, junto a Martín Mamonde, Paola Bernal, Mery Murúa, Rocío Taboas y una intervención poética del “Chacho” Marzetti.

Los Caligaris irrumpieron con Todos locos y el gran clásico Nadie es perfecto, que puso a toda la plaza de pie dispuesta para el baile y el pogo. Al igual que en su anterior paso por el festival, tuvieron su guiño folklórico en este caso versionando Eterno amor junto a Los Tabaleros.

Para Asado y fernet desplegaron un chivito al fuego sobre el escenario e invitaron a Juan Fuentes, quien más tarde se quedó viendo el show de Galleguillo desde la platea. Luego de recibir el Poncho Coscoíno de parte de la Comisión de Folklore, cerraron a puro revoleo de prendas con Kilómetros y Que corran.

El préambulo del carnaval
El bloque más riojano tuvo primero a La Bruja Salguero intercalando coplas de su provincia con tinkus, zambas y por supuesto, chayas. Para el final quedó el merecido homenaje a Juana Azurduy.

Emiliano Zerbini celebró 25 años de música con Doña Jovita como presentadora y su repaso de ritmos poco difundidos para las danzas argentinas. Invitó a Ramiro González, Magalí Gómez y Jeremías Chauque en diferentes temas y cerca del cierre, cantaron todos juntos No se toca, en defensa del cerro Famatina y los recursos naturales. El cantante riojano fue otro de los artistas que recibió la Luna de Platino, el premio especial de esta edición.

Otra riojana de esta novena luna fue Gloria De la Vega, quien cautivó con su voz e invitó a otro referente de su provincial, el “Tubo” Moya. A continuación, llegaron La Lunna, el proyecto encabezado por el coscosíno Gabriel Macía y el santacruceño Franco Orozco, también radicado hace unos años en la Capital de Folklore.

Lo dicho, el cierre de la última noche y de este Cosquín 2025 estuvo a cargo de Sergio Galleguillo, quien adelantó por algunos días el carnaval y convirtió la plaza en una verdadera fiesta chayera como nos tiene acostumbrados.

Clásicos bien bailables, emoción junto a sus hijas (Andrea en danza y Salomé como cantante) y festejo total. Pocos se salvaron de la harina y la espuma loca, como para completar una postal imborrable de este Cosquín 2025.

Todos los premiados

Camin 2025: Peteco Carabajal

Consagración 2025: Christian Herrera
Recibido por El Indio Lucio Rojas

Revelación 2025: Yamila Aguado en danza y Emanuel Ayala en música

Destacado de Espectáculos Callejeros: La Cruzada
Primera Mención de Espectáculos Callejeros: Gabriel Acosta
Segunda Mención de Espectáculos Callejeros: Silvana Casavalle

Premio «Juan Carlos Fiorillo» / SADAIC-ANCROF Christian Herrera

Premio Adquisición – Feria de Artesanías Augusto Raúl Cortazar: Gustavo Muñoz (Gualeguay, Entre Ríos) por “rebenque de argolla” y Nieves Farías (Capilla del Monte, Córdoba) por “botas de montar”

El jurado del Premio Adquisición estuvo integrado por Eduardo Taborda, Adalberto Sanez, Luisa Serrano y Mirtha Presas. Esta última, además, recibió un premio a la trayectoria. Las obras elegidas pasarán a formar parte del Museo del Artesano de Cosquín.

La  Sole  indomable, Nahuel  Pennisi  legitimado  y  Jorge  Rojas  en  todas  sus  facetas con  perlita  final

 

Una noche desbordada de euforia, amor y música fue la que se vivió en la octava luna de este Cosquín 2025, que tuvo emociones fuertes desde el mismo comienzo.

De hecho, horas antes de que Claudio “Pipulo” Juárez entonara el clásico ¡Aquí Cosquín! en la plaza ya se había colgado el cartelito de “entradas agotadas”, lo que hacía presagiar una jornada inolvidable.

Y vaya si lo fue, con la Sole Pastorutti en el arranque (algo para nada habitual en la historia del festival) y Jorge Rojas en el cierre antes de la segunda cacharpaya de esta edición, que se extendió hasta bien entrado al amanecer.

 

“Esta es la segunda vez que me toca abrir una noche, en la anterior la plaza estaba por la mitad. Ahora explota”, contó la cantante de Arequito luego de los dos primeros bloques musicales, uno a pura chacarera y el segundo, bien chamamecero.

La postal de la Próspero Molina era impactante: realmente no cabía un alfiler. Por supuesto que esa imagen hizo recordar a esas épocas iniciales de Soledad, quien recordó aquello con mucha nostalgia aquello. “Ya son 29 años de ese debut. Pasé por todas las etapas, algunas también muy difíciles. Sino fuera por ustedes, no sé qué hubiera pasado”, le dijo al público visiblemente emocionada. Del repertorio de esos años trajo Salteñita de los Valles, Entre a mi pago sin golpear y a Don Ata, con revoleo del poncho incluido.

Si bien es cierto que la plaza festejó a esa Sole indomable, también disfrutó de la cantora más madura que puede bajar varios cambios con un bloque de zambas (La del olvido, La llamadora) y temas más intimistas como Mi pueblo o el cierre con Todo cambia, con evocación a la gran Mercedes Sosa.

La noche continuó con el armonicista santafesino Lucio Taragno, quien volvió a recibir la gran ovación de la plaza al igual que el año pasado, cuando terminó llevándose el premio Revelación.

Otro santafesino, que tuvo su merecido reconocimiento, aunque con una enorme diferencia generacional, fuel Orlando Veracruz. El “Gaucho” quien ya cumplió 80 años, celebró 50 de su “Consagración” en Cosquín 75.

Ariel Ardit regresó al festival tras su celebrado primer paso en la edición 2024. Con su imponente voz, repasó perlas del repertorio tanguero y hasta se dio el gusto de invitar a su madre, la cantora Adriana Oviedo.

Después de la Delegación de Santa Fe, llegó el debut de Gauchos of The Pampas, el proyecto encabezado por Juan Gigena Ábalos, nieto de Vitillo Ábalos y continuador del legado de la legendaria familia santiagueño. Tomando ese sonido original de los Hermanos Ábalos pero con una impronta bien rockera, cautivaron a la plaza y se ganaron el merecido bis.

Adrián Maggi tuvo su momento como uno de los pocos decidores del festival, un momento que el público acompañó con respetuoso silencio y aplausos.

Por si todavía le faltaba confirmar su grandioso presente, Nahuel Pennisi tuvo otra actuación consagratoria en el festival (el premio se lo llevó en 2022). Salió al escenario con unas coplitas que le dieron el clima ideal al arranque de una presentación que tuvo un repertorio muy bien pensado e interpretado con su indiscutible voz y su banda siempre tan precisa.

 

“La noche es hoy, qué felicidad estar acá otra vez”, dijo el cantante bonaerense para luego dar paso a sendos enganchados de clásicas zambas y de carnavalitos y temas propios como Hoy, el reciente Regresa y el festejado Universo paralelo. Sin dudas ya está para ser uno de los “cabeza de cartel” de alguna luna.

Si había alguna duda sobre la permanencia del público para el horario en que saliera Jorge Rojas al escenario, eso se diluyó cerca de las tres de la mañana cuando el cantor salteño hizo su aparición y desató un verdadero estallido en la Próspero Molina.

El comienzo fue con su flamante single Voy a abrir mi corazón (junto a Ahyre) y una seguidilla de temas de sus discos recientes Viaje y Uno mismo. Luego del enganchado de chacareras Marca borrada, La Yapa y De esas que te hacen llorar, llegó el saludo con el público.

“De este lado, estoy predispuesto y entregado. Y de ese lado tiene que pasar lo mismo. Esta noche hay que entregarse a las emociones”, dijo Rojas antes de recibir su segunda gran ovación de la noche.

Más adelante, fue galardonado con la Luna de Platino, el premio especial que el festival le entregó a algunos artistas que celebraron aniversarios redondos como Peteco Carabajal y el Chaqueño Palavecino. En el caso del salteño, son sus 20 años de camino solista.

En el final se generó un momento mágico cuando Rojas pidió que se apaguen las luces y que el público encendiera todas las linternas de los celulares para cantar la balada No saber de ti y enamorar a la plaza una vez más.

La yapa de la noche fue la sorpresiva aparición del Oficial Gordillo, quien tuvo un picante ida y vuelta con el cantor e incluyó una divertida anécdota de cuando le robaron el colectivo a Sergio Galleguillo en Tucumán.

Pasadas las 4.30 de la mañana comenzó el ritual de la segunda Cacharpaya de esta edición, por la que pasaron El Entrevero, Flor Castro y Rocío Villegas, Adriana Rojas, Cristian Capurelli, Rodolfo Ángel Salar, Sebastián Ruiz y cierre al amanecer con Juanjo Abregú. Otra postal que nos dejó este Cosquín 2025 de las emociones fuertes.

Inclusión, renovación y tradición: del gran gesto de Yamila Cafrune a la juntada de Nati y Sole y el ritual del Chaqueño Palavecino con sorpresa final

 

¿Se puede apostar por la inclusión y la diversidad sin perder el acervo de la historia? La respuesta es sí y el mejor ejemplo fue otra noche de este Cosquín 2025 que tuvo entradas agotadas, abrió un amplio abanico de propuestas artísticas y ejercitó la tolerancia como pocas veces: todos pueden tener su lugar en el festival.

El original y trabajado repertorio de Yamilia Cafrune incluyó zambas y chacareras poco revisitadas, un chamamé de la pianista Noelia Sinkunas y la invitación a La Ferni, cantora trans que sorprendió con su gran interpretación de Cantora de oficio de Miguel Ángel Morelli. Acto seguido, entonaron juntas el triunfo Patria que lucha y sueña. Sin dudas, uno de los momentos que serán recordados por muchos años en Cosquín.

Al mismo tiempo, la presentación del Chaqueño Palavecino, también se anotará como una de las inolvidables. El cantor del chaco salteño cerró la celebración de sus 40 años de trayectoria con un repaso por todas sus épocas, invitados de la talla de Jorge Rojas (presentado como “el mejor cantor de todos los tiempos”), Los 4 de Salta, un homenaje al Chango Nieto con su hija Carla y la propia Yamila Cafrune, que de esta forma demostró que inclusión y tradición pueden ir de la mano.

Como no podía ser de otra manera, el gran festejo del Chaqueño se extendió por más de dos horas e hizo delirar a una plaza que lo acompañó y deliró como en los viejos tiempos con gemas de su repertorio y clásicos como La Palavecino, Pal Tío Pala, Mataco Díaz, La ley y la trampa y Amor salvaje, entre muchos otros, para cerrar cerca del amanecer.

Yamila Cafrune, una adelantada
Aunque las comparaciones son odiosas, en el momento que la cantora bonaerense invitó la Ferni fue imposible no recordar aquel instante que se convirtió en leyenda cuando su padre, Jorge Cafrune, presentó a Mercedes Sosa en un acto de “desobediencia” con la comisión, del que este viernes se cumplieron exactamente 60 años.

A diferencia de aquella vez, en el caso de Yamila se encargó de remarcar en conferencia de prensa que no hubo ninguna objeción de invitar a la Ferni. “Es un orgullo ser la primera en invitar a una cantora trans”, dijo y luego ambas reivindicaron su postura contra los discursos de odio y la intolerancia. “No podemos dar ni un paso atrás ni perder los derechos conquistados”, afirmaron.


En honor a la efeméride del debut de “la Negra”, se proyectó un emocionante audiovisual que rescataba el audio de Cafrune en aquel 31 de enero de 1965.

Más temprano, Las Voces de Orán tuvieron la responsabilidad de abrir el segmento musical con clásicos como Volver en guitarras, Zamba del pañuelo y Salteñita de los valles, entre otras. La plaza los despidió con una gran ovación.

En esa misma línea de la tradición y la historia viva de Cosquín pasó también Por Siempre Tucu y Los 4 de Córdoba junto a Rony Vargas, quienes presentaron el espectáculo Canto al inmigrante, con una evocación a los pueblos árabes, españoles, judíos y “gringos” que poblaron la provincia y toda la Argentina.

Ganadores del Pre, a la altura
Para destacar fue lo de los ganadores del Pre. Por un lado, Javier Aibar y Rocío Figueroa, pareja salteña triunfadora en el rubro Baile Tradicional, que tuvo dos celebradas intervenciones: una con un taquirari y otra con una cueca. Después de la segunda pasada, la plaza los despidió con un cerrado aplauso.

También hizo lo propio Yamila Aguado, quien entró en la historia como la primera solista femenina de Malambo. Bailando descalza y reivindicando su legado afro, provocó respeto y asombro.

El debut de Nati y la sorpresa de la Sole
La que tuvo su bautismo como solista en Cosquín fue Natalia Pastorutti. La otra cantante de Arequito mostró un repertorio con clásicos como La olvidada, Puerto Tirol y Luna cautiva, tal vez el tema más cantado de esta edición.

Más adelante llegó un momento muy esperado cuando invitó a su hermana Sole para Zamba del amor en vuelo y cerró evocando esa época iniciática con Chacarera de un triste, Entre a mi pago sin golpear y A Don Ata.

La Delegación de San Luis presentó una atractiva propuesta con la música cuyana como eje indiscutido y posteriormente Juan Fuentes volvió a cautivar con su potente voz a una plaza que ya lo consagró hace dos años.

“Hoy cumpliría años mi vieja, así que le voy a dedicarle este show”, dijo antes del bis que se ganó por pedido del público. “También para Mercedes”, agregó Fuentes antes de largar con una versión de Dale alegría a mi corazón”, un tema que la cantora interpretaba como pocos. Finalmente, el legado de la “Mecha” fue un exacto denominador común para este séptima luna que será parte de la historia grande de Cosquín.

De  la  vigencia  de  Los  Nocheros  a  la  fiesta  total  con  La  Delio  Valdez

La diversidad en música y mensaje fue la gran protagonista en la sexta luna del Festival de Cosquín 2025, una edición empecinada en mostrar que el público puede pasar de disfrutar del rescate emotivo de Los Nocheros con invitados de otros géneros, a contemplar a una cantora interpretando un repertorio original con sello propio como Luciana Jury, y hasta bailar una chacarera de hace más de medio siglo con Los Carabajal o una compuesta hace pocos años en el caso de Duratierra.

También disfrutar de una pareja de baile de dos mujeres (acompañando a Jury) y hasta de dos hombres (Visetti – Vera, ganadora del Pre Cosquín en Baile Estilizado); de una canción inédita (Canto golondrina del ganador del Pre Mauro de la Canal) y luego de una seguidilla de carnavalitos del Pachi Herrera que siguen contagiando baile y palmas.

Pero lo más sorprendente de esta sexta luna fue el estallido que se produjo cerca de las tres de la mañana cuando La Delio Valdez pisó por segunda vez el escenario Atahualpa Yupanqui. Bastaron dos acordes de La cancioncita para que toda la plaza se ponga de pie y comience a bailar esa cumbia de raíz tocada en formato orquesta y con un sonido absolutamente original que el público tomó como propio.

Poco le importó a toda esa plaza la discusión de qué es y no es folklore: allí se podían ver hijos, padres y abuelos, algunos con ponchos y otros con brillos, bailando al ritmo de genuinos sonidos latinoamericanos.

Hasta se dieron el lujo de presentar un bloque chamamecero promediando el show junto a los Hermanos Núñez (Entre amigos y traguitos cortos) que le dio un toque distintivo. El final fue a puro agite con promesa de regreso.

Nocheros, rescate emotivo

El comienzo de la noche fue con Los Nocheros, que repasaron casi por completo su disco Signos al cumplirse 25 años del lanzamiento. Un poquito de celos, La atardecida y Cosa peligrosa con la primera invitada de la noche, Euge Quevedo, fueron las primeras canciones de una presentación muy celebrada.

Con Quevedo bromearon por su reincidencia en Cosquín, ya que la cantante de LBC subió hace unos días junto a Facundo Toro. «Otro sueño cumplido para mí, gracias Nocheros”, dijo la Euge.

Otros invitados del ahora trío salteño fueron Los Tabaleros (Escalera) y Loy Carrizo (A definir). Para el final quedaron la sucesión de clásicos que la plaza celebró de pie.

Lo de Luciana Jury fue realmente maravilloso, ya que cautivó al público sola con su guitarra y respaldada por una magnífica puesta en escena. Horacio Banegas, Chango Rodríguez, el joven Kike Oyola y hasta ella misma fueron los autores que interpretó con gran personalidad. En la conferencia posterior, rescató a referentes como Carmen Guzmán, Suma Paz y Nacha Roldán: “Las mujeres tenemos que animarnos a subir a los escenarios con nuestro instrumento solas”, señaló.

Los Carabajal recibieron el gran cariño del público que agradeció cada clásico santiagueño desde Puente Carretero hasta Entre a mi pago sin golpear. En el medio, invitaron a Los Nocheros para otra ronda de zamba y chacareras.

Luego llegó Leandro Lovato con su violín y estrenó El Salvaje, y el mencionado Pachi Herrera con su charango, quien brindó un show redondito que tuvo de todo: Bailecito de los yuyos junto al Ballet de la Escuela Municipal de Folklore, un homenaje a Ricardo Vilca con el Pachi tocando bien cerca del público el himno Guanuqueando acompañado por unas visuales bellísimas y el cierre a pura fiesta andina.

Para destacar también lo de Duratierra, que tuvo su regreso al festival tras varios años. Presentaron el disco A los amores, en el que evocan el sonido característico de los Hermanos Ábalos, con piano, bombo y guitarra. La voz de Micaela Vita se lució en la zamba Mudanza y junto a Raly Barrionuevo en la enternecedora Te miré por vez primera.

En el cierre, lanzaron un manifiesto a favor de la diversidad en respuesta a las últimas posturas de representantes del gobierno nacional. “No hay tiempo para tibiezas”, lanzó Vita para dar paso a la chacarera La del pueblo junto a Valen Bonetto. Toda una declaración de principios.

La  diversidad  musical  al  palo:  de  los  sonidos  de  la  tierra  y  el  tango  improvisado  a la  gran  fiesta  de  Peteco  y  el  debut  de  Bersuit

La música popular argentina en todas sus formas, con momentos muy emotivos que quedarán en la memoria colectiva y un cierre en el que se hermanaron el folklore y el rock. Así podría resumirse la quinta luna de este Cosquín 2025 que entró en la segunda mitad de su edición Lunas de Platino.

Sin dudas, el segmento más esperado y celebrado de la noche fue la gran celebración por los 50 años de música de Peteco Carabajal. Cerca de las dos de la mañana, el músico santiagueño hizo su aparición en el escenario Atahualpa Yupanqui para desplegar un recorrido por sus diferentes etapas musicales junto a invitados de todas las generaciones.

El arranque fue por demás conmovedor con la zamba A mis viejos junto al bandoneonista Juan Carlos Marín y el himno Digo a la mazamorra, con Peteco al frente secundado por una suerte de “bandas eternas” que incluyó a una selección de músicos que lo acompañaron en sus diferentes formaciones.

La banda estable se conformó con varios integrantes de la familia Carabajal (Demi en la batería, su hijo Homero en la guitarra eléctrica, Ricky en bajo, y Roxana, Graciela, Huahui Basualdo y Martina Ulrich en percusión y coros) y hasta el propio Raly Barrionuevo como un miembro más, como en los comienzos de su camino musical.

Luego de repasar temas de sus primeros discos solistas (Encuentro y Borrando fronteras), y evocar sus comienzos con Santiago Trío, Peteco encaró la segunda parte del concierto invitando a los referentes de la danza como Juan Saavedra y sus sobrinos Koki y Pajarín, más un gigantesco ensamble de bombos legüeros encabezados por El Indio Froilán. Una postal bien santiagueña a la que el público le rindió pleitesía con su contemplación.

Tras Las manos de mi madre y Perfume de carnaval, coreadas por todos los presentes y el público incluido, la recta final fue a pura chacarera con la plaza convertida en un auténtico patio de baile. Peteco salió con su violín y comenzó el hechizo: la alusiva Embrujo de mi tierra, Puente carretero y Entre a mi pago sin golpear terminaron de desatar la fiesta peñera.

Para el epílogo quedó un necesario y merecido reconocimiento con la entrega de sendos premios, el Camin a la Trayectoria y la Luna de Platino, en referencia a esta edición.

La noche había comenzado con la interpretación del Himno a Cosquín por la compañía Riveros Luna, ganadora de Pre Cosquín como Conjunto de Baile Folklórico, que más tarde también presentó su propio cuadro con el que ganaron el certamen de nuevos valores.

La Callejera fue el grupo encargado de abrir la programación musical celebrando los 10 años de su “Consagración” en el festival y luego fue el turno de Suna Rocha, que presentó un homenaje a Jacinto Piedra, recorriendo sus temas más emblemáticos

junto a Gregorio Gómez Cantos, el propio hijo de Jacinto Piedra radicado en Alemania.

Tras la actuación de Agosto y Quetzallí, el grupo oriundo de Capilla del Monte y ganador de Pre Cosquín como Dúo Vocal, llegó el celebrado espectáculo “Tango improvisado” a cargo del pianista “Pepe” Colángelo y el armonicista Franco Luciani.

Con algunos clásicos del cancionero ciudadano, temas propios y mucha frescura, el dúo secundado por Pablo Motta en contrabajo, Moscato Luna en guitarra y Bruno Resino en percusión, brilló en el escenario y puso a la plaza de pie.

La continuidad de la noche trajo a Candela Mazza y más evocaciones a la música santiagueña; la Delegación de Córdoba y sus “Postales del Norte Cordobés” con integrantes de los Pacheco, los Duarte, Julio Cejas y la propia Suna Rocha; y Lucía Ceresani, necesaria representante del canto surero.

Bersuit, el rock y el folklore hermanados

Finalmente, minutos después de las tres de la mañana, Bersuit Vergarabat hizo su debut en el festival, aunque no en este escenario, al que regresó luego de 20 años, con el antecedente del festival Siempre Rock 2005.

La Soledad y Yo tomo fueron los temas para ir entrando en calor, dando paso al primer guiño folklórico: La argentinidad al palo junto al Ballet de la Escuela Municipal de Folklore y que terminó con el grito de “¡Argentina, Argentina!” de una plaza que les hizo el aguante en todo momento.

“Es un verdadero honor poder estar en este escenario con tanta historia” dijeron antes de invitar a los Hermanos Núñez, recibidos con el  tradicional sapucai litoraleño, para interpretar la potente Perro amor explota y el aire de chacarera La revuelta.

Cuando largaron el hit Se viene, llegó la esperada arenga: “Esta canción es de la gente, ¡te equivocaste Peluca!”, lanzaron en alusión al uso del tema por parte del actual presidente.

“Un pacto para volver” fue la frase con la que rebautizaron uno de sus temas más conmovedores (Un pacto) que la plaza también coreó con generosidad. La respuesta del festival fue la entrega del Poncho Coscoíno, uno de los honores más preciados para los músicos de otros géneros. El cierre con Negra murguera y El viento dejó al público encendido y con ganas de más. Un Cosquín de brazos abiertos.

Del  eterno  amor  por  Los  Manseros  al  canto  del  monte  que  se  adueñó  de  la  plaza

“Esta noche ustedes hicieron realidad algo maravilloso”, le dijo Lucio Rojas al público que llenó

la Próspero Molina promediando su presentación en el cierre de la cuarta luna.

Ese mensaje tenía una razón de ser: “Por primera vez pudimos colgar el cartel de entradas agotadas. Gracias por acompañar a toda la paisanada que viene del interior profundo del norte del país a un lugar tan importante como Cosquín”, remató El Indio conmovido por tamaña gesta.

Cantores del Monte, el proyecto que comparte junto a Christian Herrera y Lázaro Caballero hace poco más de dos años, hizo historia en la capital del folklore. Luego de los festejados shows de cada uno, cerraron en conjunto con una seguidilla de chacareras del monte chaqueño hasta las cuatro y media de la mañana.

El comienzo de la cuarta luna fue a pura emoción con un nuevo desembarco de Los Manseros Santiagueños, leyenda viva de nuestro folklore. El queridísimo grupo encabezado por Onofre Paz y Alito Toledo recibió un nuevo mimo del público, que celebró cada uno de sus temas y les regaló una tremenda ovación en el final.

El momento más sentido fue el  homenaje a Martín Paz, con llanto de Onofre incluido, y Flor Paz cantando y recordando a su hermano fallecido hace poco más de un año.

Luego tuvo su revancha el salteño Daniel Andrés Espoz, ganador de Pre Cosquín como Solista Masculino de Malambo, quien no se pudo presentar el lunes por el diluvio. La plaza lo despidió de pie.

Dalmiro Cuéllar nos transportó al chaco boliviano y Marina Cornejo hizo lo propio con estirpe salteña. A continuación, llegó otro ganador del Pre, en este caso del rubro Conjunto Instrumental. Kimsa Juy trajo los sonidos andinos, algo que más tarde también haría Micaela Chauque.

La quenista y cantora oriunda del departamento de Iruya presentó una propuesta que combinó tradición con la impronta de los nuevos tiempos. “Una chacarera dedicada a todas las mujeres y diversidades”, lanzó Chauque que fue acompañada en la danza por Legon Queen, gaucho drag con gran presencia y estilo propio.

El enganchado de carnavalitos del final también contó con representantes y banderas del colectivo LGBT, en un claro  mensaje contra la intolerancia que baja de las altas esferas del poder político. “Cuidemos nuestra cultura a través de nuestro folklore”, fue una de las frases más celebradas de Chauque.

Cuando le tocó el turno a Christian Herrera, la plaza estaba en el momento ideal. Y el cantor del chaco salteño aprovechó y redondeó una actuación inolvidable, tal vez inesperada para muchos que no vienen siguiendo de cerca el fenómeno.

Con sus enganchados de chacareras de monte, chamamés y guarachas santiagueñas (pegó el hit Mil Preguntas llevado al cuarteto por Q Lokura y Luck Ra, con Manos de tijera, tema de Camilo popularizado por Huguito Flores), hizo delirar a una plaza que ya saboreaba la juntada final y se enterneció cuando al cantante le acercaron un pequeñísimo fan.

Erick Claros y la Delegación de Bolivia le pusieron color y calor a una noche que comenzaba a refrescar bastante, con la lluvia como una amenaza ya lejana.

Lázaro Caballero también tuvo su momento propio y El Viejo Algarrobal, ganador Pre Cosquín como Conjunto de Malambo se llevó todos los aplausos.

Antes de la recta final de la noche con Lucio Rojas y la fiesta del monte, también pasó la coscoína Marina González. Pero el público estaba sediento de chacareras y arengas, algo que Herrera, Caballero y El Indio, junto a su hermano Alfredo Rojas, le saciaron con una seguidilla imbatible en la madrugada coscoína.

El  canto  de  la  plaza  y  la  fiesta  en  todas  sus  formas  le  ganaron  al  diluvio

Una noche épica se vivió en la tercera luna de este Cosquín 2025, con varios de los artistas de la grilla cruzándose en diferentes momentos como un regalo para el festival y cantando bajo la abundante lluvia que no paró de caer en prácticamente toda la jornada.

Así y todo, la plaza resistió primero y coreó, bailó y gozó después, desde el chamamé de Los Alonsitos en el arranque hasta la gran fiesta de Los Tekis, que se extendió cerca de las cuatro y media de la mañana con el diluvio siempre presente.

“El agua del cielo es una bendición” fue una de las frases más escuchadas durante la noche. Y vaya si lo fue en la ofrenda artística que nos dejó Guitarreros cuando comenzó el primer aguacero que obligó a suspender la programación durante casi media hora.

En la reanudación, Maggie Cullen tuvo la responsabilidad de salir a bancar una parada muy brava mientras las puertas de abrían para que la plaza vuelva a poblarse y que todos pudieran disfrutar la fiesta.

La joven de 24 años nacida en el barrio porteño de Palermo y que comenzó de un tiempo a esta parte a lograr un importante reconocimiento por su frescura, originalidad y sobre todo, el amor por la música de raíz, pasó una prueba complicada en el escenario mayor del folklore.

Con un repertorio muy bien elegido que incluyó clásicos como La Sixto Violín de Raúl Carnota, El Silbador de Castilla – Leguizamón y Chacarera del sufrido de los Hermanos Ábalos, puso a bailar y cantar a la plaza. El cierre fue con la chacarera Para cantar he nacido, tema de Horacio Banegas que popularizó Mercedes Sosa y más acá en el tiempo catapultó a Abel Pintos. ¿Será un presagio para Maggie?

Otra cantora que cumplió con creces fue Camila Pino, cordobesa de Bell Ville y ganadora de Pre Cosquín como Solista Vocal, al igual que en la final del certamen de nuevos valores estremeció con su interpretación de Zamba de los mineros. El que no pudo actuar por una obvia cuestión de seguridad fue Daniel Andrés Espoz, ganador del Pre como Solista Masculino de Malambo, cuya presentación será reprogramada para los próximos días.

Facundo Toro cumplió con su promesa de traer invitados de todos los palos, desde Los Caligaris (estarán el domingo en la última luna), Manolo Herrera y las Sachaguitarras Atamishqueñas y la que es tal vez es la cantante popular del momento en Córdoba: Euge Quevedo.

Junto a “la Muela” trajeron la emoción con la zamba De mi madre y la reciente colaboración La flor que nunca muere, para la que invitaron a los Nombradores del Alba. Para el cierre no podía faltar Zamba para olvidarte, el tema de su padre Daniel Toro y una de las piezas más versionadas en los últimos que va camino a cumplir 50 años de su estreno cuando se terminó consagrando ganadora del Festival de la Canción Cosquín 1976.

Pasaron luego Los Videla con su necesaria dosis de música cuyana y los locales Ceibo, que celebraron 10 años de historia. “Que esta noche sea una guitarreada gigante”, dijeron después de hacer cantar a toda la plaza con una selección de zambas clásicas como Luna cautiva, Zamba de mi esperanza y Luna tucumana. Cuatro voces y una guitarra, a veces no hace falta nada más. A pesar de ello, tras recibir un reconocimiento del festival por una década de trayectoria, cerraron a pura cumbia y cuarteto en un bloque que hizo agitar brazos y paraguas.

Destino San Javier arrancó su presentación en la misma línea con una versión bien bailable de Tu sí sabes quererme, de Natalia Lafourcade, para luego dar paso al segmento de zambas tales como Justo Ahora, La Taleñita, La Oma y la siempre festejada A Monteros.

“Este tema es ideal para mojarse y ponerse cachondo”, lanzó Bruno Ragone para dar pie a la balada Aunque ya no vuelva a verte, a la que se pegó Mujer niña y amiga de Tiano Figueroa Reyes, hermano del legendario Hernán Figueroa Reyes.

En la recta final llegó otro momento bien festivo con Amor fugaz y la irrupción de Los Tekis, que calentaron motores para lo que vendría minutos después.

La banda jujeña celebró 30 años de Consagración en el festival con un arranque de novedades (Todos nos vamos a morir, publicada recientemente junto a Los Auténticos Decadentes que aparecieron en las pantallas) y preparar el terreno para una seguidilla de invitados y emociones.

No somos nada con Coroico, la versión cuartetera de Zamba para olvidarte junto a Facundo Toro y Hasta el otro carnaval con Destino San Javier devolviendo la gentileza, fueron los momentos de encuentro artístico que el público siempre celebra.

“Se juntan muchas cosas, simplemente agradecer a Cosquín y a ustedes, que son los que hacen posible que sucedan las fiestas populares”, le dijo Mauro Coletti a una plaza que seguía sedienta de fiesta bajo la lluvia y que festejó otro bloque carnavalero a continuación.

En la recta final, hasta se dieron el gusto de meter un segmento con guiños al rock argentino (Rezo por vos y De música ligera) y se despidieron a puro carnavalito. La perlita emotiva se dio en la conferencia de prensa posterior a la que asistió solo Juanjo Pistoni, quien hace pocos días anunció que deja la banda luego del carnaval en Jujuy. “Lo que pasó hoy fue muy
emocionante. Lloré y disfruté”, dijo el percusionista que se alejará de la música para dedicarle más tiempo a su familia. El Cosquín de las emociones sigue adelante.

Del patio  de  Los  Copla  y  la sutileza  de  Raly  Barrionuevo  a  la  fiesta consciente  de  Bruno  Arias


Por Andrés Fundunklian

Una noche de celebraciones merecidas y climas musicales con todos los componentes artísticos. Así podría resumirse la segunda luna de este Cosquín 2025 Lunas de Platino.

La noche comenzó con una plaza con más de 80% de ocupación ansiosa por vivir el gran festejo por los 40 años del Dúo Coplanacu, cuyo arranque ya presagió un verdadero rescate emotivo.

Julio Paz y Roberto Cantos salieron a escena bien juntitos para arrancar con una intro ralentizada de La añoradora, que luego se convirtió en una encendida chacarera. Acto seguido llegó Agitando pañuelos, la clásica zamba que generó el primer gran coro colectivo de la noche, ritual que se repetiría a lo largo de toda la presentación.

En las pantallas que integraban la gran puesta en escena se podía ver el legendario logo de la lechuza, que diseñara el artista plástico Rafael Touriño Cantos para los comienzos de la Peña de los Copla allá a mediados de los años 90.

En esta oportunidad, Daniel Marín, discípulo artístico de Touriño, fue el responsable de la magnífica realización visual que incluyó dibujos y animaciones, redondeando una propuesta nunca antes vista durante el festival.

La gran sorpresa ocurrió cuando Los Copla armaron un gran patio santiagueño junto a Orellana Lucca, Néstor Garnica, Horacio Banegas, Raly Barrionuevo y Peteco Carabajal. La plaza no salía de su asombro y se convirtió en una verdadera pista de baile al ritmo de clásicos como Escondido de la alabanza, Mientras bailas, Santiago Chango Moreno y la alusiva Chacarera del Patio.

Para el segmento final quedaron gemas como Las dos lunas, Camino a telares y Peregrinos, coreada y celebrada por toda la plaza. Merecido reconocimiento y ovación.

Luego de la colorida presentación de la Delegación de Tucumán, llegó el turno del espectáculo “Herederas”, un gran ensamble de tres generaciones de cantoras: Silvia Lallana, Roxana Carabajal, Eli Fernández y Cecilia Mezzadra interpretaron una fina selección de icónicas zambas y chacareras como La Pocoy Pacha, Mi abuela bailó la zamba y el enganchado Digo la Telesita – La sembradora – Mensaje de chacarera.

Muy destacado fue lo del rionegrino Emanuel Ayala, ganador del Pre Cosquín como Solista Vocal por la Sede Luján. La plaza le reconoció su entrega y talento, con un escucha atenta y aplausos.

Paola Bernal repasó temas de Agua de Flores, disco ganador de un premio Gardel que le valió un merecido reconocimiento. La cantora coscoína demostró que el formato trío junto a Joel Costas y Pampi Torre le sienta muy bien.

Raly, zambas y emoción

Lo de Raly Barrionuevo fue nuevamente superlativo, hechizando a toda la plaza con una fina selección de zambas como De usted, la coreada Zamba y acuarela y Luna cautiva; esta última con el cantor de Frías radicado en Unquillo primero sentado y luego acostado sobre el escenario. Una postal inolvidable.

Más adelante invitó a la santiagueña Pato Herrera para una versión de Mujer caminante y cerró con Chacarera del exilio y De mi madre, a pura emoción. Raly volvería más tarde como invitado de Demi Carabajal, quien debutó con su proyecto solista en el festival, un hecho calificado como un “acto de justicia” por el propio Barrionuevo.

Con chacareras propias y un sonido bien eléctrico, bailarines “estilo libre” y una ajustada banda como gran respaldo, el santiagueño cumplió con creces. Hasta se dio el lujo de invitar a su hermano Peteco para Cielo o infierno y Tata Nachi.

También pasaron la Delegación de San Juan y la ovacionada Laura Weisz, cantora pampeana destacada de Espectáculos Callejeros en 2024, antes del cierre de Bruno Arias.

El cantante jujeño celebró sus 20 años en el festival con un gran despliegue escénico que incluyó una agrupación de vientistas de Purmamarca, varios cuadros con bailarines y hasta unos llamativos cactus-humanos.

Arias pasó por los climas de su repertorio y pidió un sapucay “contra el ajuste” antes de la pogueada Singani congani: una gran porción de la plaza le hizo el aguante hasta bien pasadas las cuatro de la mañana.

“Hace 20 años me invitó a subir Ángela Irene a este escenario porque vio algo en mí y se lo agradezco mucho”, dijo cerca del final. La plaza le respondió con el clásico “Olé, olé, olé, Bruno, Bruno”.

El cierre llegó con la celebrada Sol de los Andes, luego de lo cual Bruno se tomó un momento para agradecer a cada uno de sus músicos y todo el equipo que lo acompaña. Un gran gesto que refleja el espíritu de Cosquín.

Así fue la apertura de las Lunas de Platino

Entradas agotadas, lluvia, emoción, la ofrenda de Abel Pintos y cacharpaya hasta el amanecer

Por Andrés Fundunklian

El milagro sucedió una vez más en Cosquín, en la apertura de la edición Lunas de Platino del mayor festival de nuestra música popular. Es que cuando cerca de las 21 se desató una lluvia torrencial en la capital de folklore, pocos creyeron que una hora y media después la noche inaugural estaría comenzando como si nada hubiera pasado y la plaza colmada como marca la historia.

Esa misma magia fue la que esparció Abel Pintos, el gran protagonista de la primera luna, con una presentación en la que repasó gran parte de su trayectoria y regaló algunas perlas del cancionero folklórico como es costumbre en sus shows festivaleros.

“La responsabilidad de estar en Cosquín no se sortea con los años”, dijo un Pintos conmovido en la conferencia de prensa en la que lamentó no haber podido traer el espectáculo junto a Luciano Pereyra por cuestiones de logística y además destacó el trabajo que viene realizando con La Matera, el proyecto agroecológico que viene desarrollando desde hace algunos meses en Mercedes, provincia de Buenos Aires.

Ese compromiso que siente Abel con Cosquín se traslada también al escenario y la plaza siempre lo agradece, y lo retribuye acompañando con su canto. Como cuando comenzó con Sueño dorado, las pantallas sacaron a relucir su brillo y el coro de la Próspero Molina dijo presente. O cuando interpretó La Flor Azul, la chacarera de Mario Arnedo Gallo que grabó en su disco debut hace casi 30 años.

Luego de algunos temas muy coreados como Tu voz, Pájaro cantor y el más reciente Cuántas veces, el cantante bonaerense acompañado por su banda siempre precisa que incluyó arreglos de vientos que hicieron la diferencia, cerró a puro cuarteto con Que me falte todo, una colaboración reciente junto al cordobés Luck Ra.

Para los bises quedaron Motivos y De solo vivir, con la plaza cantando a pleno, cambio de vestuario y la silueta de Abel brillando en las pantallas.

Comienzo demorado y a puro sentimiento

Tras una reprogramación de media hora debido a la intensa lluvia caída un rato antes, la primera luna que colgó el cartelito de entradas agotadas varias horas antes del comienzo, había arrancado con el Himno Nacional Argentino interpretado en gran forma por Julia Zenko acompañada por Lito Vitale en el piano.

El potente “¡Aquí Cosquín!” que Claudio “Pipulo” Juárez soltó al aire pareció a ayudar a mover las nubes que todavía se mostraban amenazantes luego del aguacero que provocó complicaciones en varias localidades aledañas y demoró el ingreso del público.

El Ballet de la Escuela Municipal de Folklore estrenó “Ser camino”, un cautivante espectáculo musicalizado con el tradicional Himno a Cosquín que servirá de apertura de las próximas lunas. Para prestarle atención a cada detalle.

La banda encargada de abrir la noche musical fue Ahyre, uno de los premios “Consagración” de 2024, en una acertada decisión de retomar una tradición del festival.

El grupo salteño abrió su show con Las ideas, uno de sus singles más recientes, y transitó por diferentes climas muy celebrados por el público. Hasta se dieron el gusto de invitar a Juan Carlos Baglietto para hacer una emocionante versión de El témpano, clásico de Adrián Abonizio que el cantor rosarino popularizó hace más de cuatro décadas.



A continuación llegó “Luna Cautiva”, el espectáculo conceptual dirigido por el mencionado Vitale que tuvo a los propios Zenko y Baglietto, acompañados por dos voces de la nueva generación de la música popular: Ángela Leiva y Rodrigo Tapari, quienes deslumbraron con sus interpretaciones de clásicos del folklore.

“La elección del repertorio fue una bajada de línea artística”, enfatizaron en la conferencia posterior Vitale y Baglietto, haciendo referencia a himnos de la talla de Yo vengo a ofrecer mi corazón, Como la cigarra, La maza, Tonada de un viejo amor y la siempre emotiva Amor ausente de Pacheco-Bechara y popularizada por el trío cordobés Eruca Sativa.

Para el cierre dejaron la zamba de otro emblema cordobés como Chango Rodríguez, que le dio nombre a un segmento muy celebrado por el público.







Luego del vientista Jorge Alberto Taborda, ganador del Pre Cosquín como Solista Instrumental proveniente de la Sede Esperanza (Santa Fe), Mery Murúa dejó su huella en el Atahualpa Yupanqui de la mano de su encantadora voz, una banda ajustadísima y la frescura que la caracteriza.
Un repertorio de canciones propias que le valieron un premio Gardel y un ocurrente homenaje al compositor transerrano Ramón Cortez que la plaza acompañó con palmas y coros.

Luego pasó la Delegación de Japón; el grupo femenino Voces de Tribu, ganador del Pre Cosquín como Conjunto Vocal desde la sede Comodoro Rivadavia (Chubut) y el necesario bloque tanguero con el Esteban Morgado Cuarteto junto a la gran voz de Guillermo Galvé.

Ya bien entrada la madruga, la Cacharpaya que terminó al amanecer del domingo, presentó a Pablo Lozano, Suyai, La Barbarie Ballet (Mención Espectáculos Callejeros 2024), Lucas Cáceres, Melina Cabocota, el Dúo Aruma y Gualicho. La fiesta, garantizada.

Domingo de festejos

La segunda Luna de Platino promete convertirse en un gran patio santiagueño este domingo con la gran celebración por los 40 años del Dúo Coplanacu junto a invitados de lujo como Orellana Lucca, Horacio Banegas y Peteco Carabajal, entre muchos otros.

También la siempre esperada presentación de Raly Barrionuevo, el festejo por las dos décadas de trayectoria de Bruno Arias, la local Paola Bernal y el espectáculo Herederas con Silvia Lallana, Roxana Carabajal, Eli Fernández y Cecilia Mezzadra.

Otra noche para que el milagro siga sucediendo.